El principal redactor financiero de Bloomberg: Cuando todas las empresas aspiran a tener una reserva de Bitcoin

Intermedio7/31/2025, 9:40:36 AM
Analizamos las fusiones más recientes entre BSTR, Twenty One y Cantor para evaluar el valor de las sociedades instrumentales, el efecto de retroalimentación reflexiva y la aparición de nuevas burbujas. Asimismo, recomendamos a los inversores que permanezcan alerta ante el riesgo de disminución de las primas.

Tesorería de Bitcoin

El planteamiento es sencillo: el mercado bursátil estadounidense está dispuesto a pagar dos dólares por cada dólar en criptoactivos. Si posees una gran cantidad de criptomonedas, la estrategia más inteligente es fusionarte con una pequeña empresa cotizada en Estados Unidos. Con ello, duplicas de inmediato el valor de tus criptoactivos. Este fenómeno genera dinámicas de mercado inusuales, cada vez más peculiares. Destacan especialmente dos aspectos:

En primer lugar, si tienes una posición relevante en criptomonedas, necesitarás una sociedad cotizada vacía. Proveer estos vehículos a inversores en cripto se ha convertido en un negocio muy rentable, sobre todo para empresas de pequeña capitalización y escasa actividad, porque es sencillo transformarlas en vehículos de tenencia de criptoactivos. Por ejemplo, si dispones de 100 millones de dólares en Bitcoin, fusionarte con una empresa cotizada puede convertirlos de inmediato en 200 millones. Por ello, no dudarías en pagar 40 millones de dólares a los accionistas de una empresa cuyo único valor radica en su estatus de cotizada.

En segundo lugar, si tu posición en cripto es relevante, no vendas a compradores cripto: vende en los mercados de renta variable. Imagina que tienes 1.000 Bitcoin. Venderlos en el mercado abierto de BTC te reporta 118 millones de dólares, pero empaquetarlos en una sociedad cotizada de tesorería cripto podría darte 236 millones.

Respecto al primer aspecto, es habitual ver emprendedores cripto adquiriendo pequeñas compañías cotizadas para transformarlas en tesorerías cripto. Pero este proceso es complicado e ineficiente. Si pretendes listar cripto en un mercado, ¿por qué perder el tiempo negociando con directivos de una empresa inactiva del sector biotecnológico, de juguetes o bebidas, cerrar un acuerdo y despedir a su personal? ¿Por qué no ofrecen los bancos de inversión sociedades cotizadas llave en mano, evitando convertir una empresa de biotecnología, juguetes o bebidas en una compañía cripto, y simplemente empezar de cero?

Esto ya está ocurriendo. Es la esencia del negocio de las SPAC (Special Purpose Acquisition Company). Cantor Fitzgerald LP (cuyo anterior CEO es el actual Secretario de Comercio estadounidense) es especialista en el sector, gestionando tanto ampliaciones de capital tradicionales vía SPAC como operaciones diseñadas específicamente para fusionarse con tesorerías de Bitcoin. En abril mencionamos Cantor Equity Partners Inc., una SPAC apoyada por Cantor que anunció un acuerdo con Bitfinex/Tether y SoftBank para empaquetar su Bitcoin en una compañía cotizada. La nueva entidad se llamará Twenty One Capital Inc., y la SPAC cotiza con una prima cercana al 200% sobre el valor de su Bitcoin subyacente. Tether y SoftBank obtienen un acuerdo extraordinario. Lo mismo el sponsor de la SPAC, Cantor, que obtiene una comisión significativa.

A continuación, el comunicado de prensa de esta mañana:

Bitcoin Standard Treasury Company comienza a cotizar tras su fusión con Cantor Equity Partners I Inc.

Desde su lanzamiento, BSTR tendrá 30.021 Bitcoin en balance, situándose como la cuarta mayor tesorería de Bitcoin cotizada del mundo, y asegurará hasta 1.500 millones de dólares en financiación PIPE, la mayor PIPE registrada en una SPAC de tesorería Bitcoin. La propia SPAC aportará otros 200 millones (sujeto a posibles reembolsos).

BSTR Holdings Inc. (“BSTR” o “la Compañía”) ha anunciado hoy la formalización de un acuerdo definitivo de fusión con Cantor Equity Partners I, Inc. (“CEPO”) (NASDAQ: CEPO), una SPAC promovida por una filial de Cantor Fitzgerald, referente global en servicios financieros e inmobiliarios. Al cerrar la operación, la nueva compañía negociará bajo el símbolo bursátil “BSTR”…

Los ingresos netos se destinarán a adquirir más Bitcoin y a desarrollar una gama integral de productos y servicios de asesoramiento en mercados de capital nativos de Bitcoin.

Exactamente: BSTR poseerá unos 30.021 Bitcoin. Si los vendiese en el mercado abierto, obtendría en torno a 3.500 millones de dólares. Como empresa cotizada, su valoración puede superar los 7.000 millones. Cantor Fitzgerald se dedica a ofrecer vehículos cotizados para reservas de Bitcoin, por lo que BSTR se fusionó con Cantor Equity Partners I (no con la división implicada en Twenty One) para llevar su Bitcoin al mercado bursátil estadounidense. El Bitcoin de BSTR obtiene una valoración bursátil mucho mayor que como simple activo, y Cantor, como sponsor de la SPAC, percibe su parte.

Pero me interesa especialmente el segundo fenómeno peculiar: “Si tienes muchas criptomonedas, nunca vendas a compradores cripto”. Cantor Fitzgerald ya lanzó una tesorería cripto llamada Twenty One. Su modelo: (1) acumular Bitcoin, (2) mantener la cotización en bolsa, (3) realizar grandes declaraciones sobre innovación, el futuro del dinero y los servicios de mercados de capital de Bitcoin. BSTR sigue exactamente la misma estrategia. Ambos son reservas de Bitcoin, así que ¿por qué cotizarlos por separado? ¿Por qué los inversores deberían elegir entre tesorerías de Bitcoin prácticamente idénticas? (Sin olvidar empresas similares y MicroStrategy; el punto es que dos reservas de Bitcoin se han listado casi consecutivamente a través de las SPAC de Cantor Fitzgerald).

Imagina esta situación: BSTR acude a Cantor Fitzgerald y plantea: “Tenemos una reserva de Bitcoin y necesitamos asesoramiento en mercados de capital.” Cantor responde: “Perfecto, nuestra relación con el equipo de Twenty One es sólida. Les ayudamos a salir a bolsa. Tienen una gran tesorería de Bitcoin, una infraestructura empresarial sólida para productos financieros basados en Bitcoin, y sus acciones cotizan con una prima significativa. Nuestra propuesta: organizamos una emisión de acciones, captan capital y lo usan para adquirir vuestra reserva de Bitcoin, en condiciones ventajosas para vosotros. ¿Qué opináis?”

Es absurdo, porque BSTR no quiere vender su Bitcoin como activo. Si lo hace en el mercado BTC, solo recibe el precio spot; empaquetado en una cotizada, accede a una prima del 100%. BSTR quiere salir directamente a bolsa, no venderse.

The Financial Times resumió así el acuerdo este martes:

Según dos fuentes, Cantor Equity Partners 1—una empresa fantasma que recaudó 200 millones de dólares en su salida a bolsa de enero—está en negociaciones avanzadas con Adam Back, fundador de Blockstream Capital, para adquirir más de 3.000 millones de dólares en criptoactivos.

Esta operación recuerda a la transacción de 3.600 millones de dólares entre SoftBank y Tether, liderada por Brandon Lutnick en abril, que impulsa la estrategia de Cantor Fitzgerald de aprovechar sociedades públicas fantasma para adquirir Bitcoin y beneficiarse de la ola desreguladora de Estados Unidos bajo el mandato de Donald Trump…

Back y Blockstream Capital intercambiarán su Bitcoin por acciones del vehículo de Cantor, que pasará a llamarse BSTR Holdings.

En otras palabras, Cantor “adquiere” el Bitcoin de Blockstream, igual que antes “adquirió” el de SoftBank y Tether. Pero no paga en efectivo, sino con acciones de una nueva empresa pública de Bitcoin, que casi siempre cotizan con una prima del 100% sobre el activo. La “moneda” de Cantor—acciones cotizadas ligadas a Bitcoin—vale más que el efectivo.

Twenty One utiliza la misma “moneda”: sus propias acciones. Podríamos imaginar que Twenty One compre el Bitcoin de Blockstream a cambio de sus títulos. ¿A qué precio? El modelo esencial para las tesorerías de Bitcoin es que Twenty One puede vender acciones con prima, captar fondos y adquirir más Bitcoin, aumentando así el respaldo en BTC por acción. Pero Blockstream busca esa misma prima para sus propios fondos, mientras que Twenty One no quiere pagar demasiado por más monedas (su objetivo es “desplegar capital estratégicamente para incrementar el respaldo en Bitcoin por acción”). Llevar Bitcoin a los mercados cotizados genera un enorme valor, pero todas las tesorerías quieren quedarse con esa rentabilidad extra.

¿Puede sostenerse este modelo a largo plazo? Si todos los grandes tenedores de Bitcoin pueden rentabilizar más lanzando su propia tesorería cotizada, ¿cómo seguirán las compañías existentes acumulando monedas? Siempre habrá actores menores: si tienes 0,1 BTC, venderás a MicroStrategy, Twenty One, BSTR u otro. Pero, a la larga, preveo fusiones accionarias entre tesorerías de Bitcoin. Las empresas con menores primas serán absorbidas por las que cotizan con mayores, y leer esos informes de equidad será especialmente interesante.

Hasta ahora el estreno de BSTR ha sido flojo: a mediodía, la SPAC se negociaba en torno a 13,93 dólares, apenas una prima del 39% sobre el Bitcoin de BSTR, muy lejos del 100% o más esperado. ¿Será que el arbitraje se está saturando?

Mercado de Meme Coins: Si tienes que preguntar, no captas el “vibe”

Las finanzas tradicionales funcionan así: trabajas en un banco y un cliente te pregunta, “¿Puedes crear un instrumento negociable X que replique un valor Y?” Hay que diseñar minuciosamente el vínculo entre X y Y. Tal vez se recurra a un circuito de arbitraje para permitir el canje de Y por X y vincular precios; quizá se construya un índice de Y y X represente una participación; puede que se haga una media diaria de las cotizaciones de Y para fijar el precio de X; o se referencie X a un nivel histórico de Y mediante un indicador no negociable. Todos los escenarios son complejos—por ejemplo: “Quiero un valor negociable que replique el precio de la vivienda en Estados Unidos.” Es una buena idea, pero ¿qué viviendas? ¿Cómo garantizar que el producto refleja precios reales?

El mundo cripto, en cambio, ha dado con una verdadera innovación financiera: saltarse toda esa complejidad y construir sobre “vibes”. Se anuncia: “Voy a lanzar HomePriceToken—refleja el mercado inmobiliario estadounidense.” Un profesional financiero tradicional preguntará: “¿Cómo replica exactamente el precio de la vivienda?” Tú respondes: “Porque así lo indica el nombre—es HomePriceToken. ¿Dónde está el problema?” Si insisto en saber cómo funciona el arbitraje, te limitas a decir: “No le des tantas vueltas. Es HomePriceToken.”

Esta es la revelación de las meme coins. Aunque suelo bromear sobre ello, es una innovación inteligente. Su estrategia: (1) elegir un nombre que evoque un vínculo; (2) el precio sigue “ese algo”, no por arbitraje, sino por la fuerza del meme. Si la gente piensa en Doge, Dogecoin sube. Y ya está.

El mérito es que ahora todo puede financiarizarse, incluso lo que ni siquiera son activos. Los precios de la vivienda al menos se basan en datos (con sus habituales problemas de iliquidez y agregación). Pero las meme coins pueden reflejar canciones del verano, fama de celebridades o incluso la salud de la democracia estadounidense. No son mercados predictivos—no hay un resultado objetivo al que vincularse—sino una cuestión de “meme coin”. Si sube DemocracyCoin, la democracia va bien. Si baja, igual no… mejor no preguntes el porqué.

Parece absurdo. Pero es fascinante. Así lo ilustra Taylor Lorenz con la jerga meme coin de la Generación Z:

Cada día, la estudiante universitaria Boeshi, de 20 años, explora las redes sociales en busca de nuevas expresiones, rastreando términos como huzz, soyboy, baddie y mewing—no solo para la conversación, sino también para invertir y obtener beneficios.

A medida que las expresiones de la Generación Z y Alpha se viralizan, emerge silenciosamente todo un ecosistema de meme coins. Los jóvenes están invirtiendo capital real en tokens ligados a expresiones de moda, con la esperanza de obtener beneficio si el meme se dispara.

“Cuanto más absurda la expresión, más sube el token”, asegura Boeshi. “Cuanto más viral la palabra, mayor el interés en la moneda.”

“¿Existe arbitraje entre el uso del término y el precio del token?” pregunto, pero enseguida pierdo el hilo. Boeshi me ignora, sonriente.

En la nueva economía de la atención, la viralidad se traduce en capitalización de mercado. Si una expresión se dispara, la moneda ligada sube. Si pierde fuelle, el token también cae. “Si una palabra empieza a repuntar, coincide con los picos de búsqueda en Google,” explica Boeshi. “Cuando se desinfla, lo mismo ocurre con el gráfico.” Actualmente existen decenas de meme coins ligadas a la jerga popular que cotizan en plataformas como Pump.fun.

Por supuesto: huzz, rizz, skibidi… Desde un punto de vista académico, véase el estudio reciente de Alberto Maria Mongardini y Alessandro Mei sobre la manipulación en meme coins:

A diferencia de activos funcionales como Bitcoin o Ethereum, el precio de las meme coins depende casi por completo del sentimiento comunitario, lo que las hace extremadamente vulnerables a la manipulación. Su estudio analiza 34.988 meme tokens en Ethereum, BNB Smart Chain, Solana y Base, detallando la tokenómica y el crecimiento durante tres meses. De los tokens de alta rentabilidad (>100%), el 82,6% muestra pruebas claras de estrategias artificiales para simular demanda—tácticas como wash trading y lo que denominan Inflación de Precios mediante el Pool de Liquidez (LPI), donde compras pequeñas y estratégicas provocan subidas bruscas. También documentan esquemas como pump-and-dump y rug pull, destacando que la mayoría de tokens afectados experimentaron previamente episodios de wash trading o LPI, lo que demuestra que la manipulación inicial a menudo es el paso previo para el abuso posterior a inversores. En resumen: la manipulación es endémica en las meme coins de grandes retornos, y esas ganancias desorbitadas suelen deberse a estrategias de mercado coordinadas, no a la actividad orgánica.

Ahora bien, imagina lanzar una meme coin que pertenezca a ese 17,4% que es realmente transparente. ¿No resulta casi una opción perezosa?

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